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lunes, agosto 09, 2010

Reflexiones de Manuel Castells sobre el poder, la globalización e Internet

Reflexiones de Manuel Castells sobre el poder, la globalización e Internet

Lunes 9 Agosto, 2010
por Andres Schuschny
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Extracto de los contenidos del excelente y extenso reportaje realizado a Manuel Castells por Maganize Digital de La Vanguardia en ocasión de la reciente publicación del libro: Comunicación y poder (Alianza Editorial):

Comunicación es compartir significado a través del intercambio de información, y poder es la capacidad de algunas personas, organizaciones o instituciones de hacer que otros actúen de forma que favorezca los intereses y los valores de los que tienen el poder.

El poder se ejerce a través de la comunicación. El poder es una relación, no es una cosa, no es un ente. No hay el poder desencarnado, hay gentes, instituciones que establecen una relación de poder, no es que el poder controle la comunicación o los medios de comunicación. Pero se ejerce a través del espacio de la comunicación.

El poder, fundamentalmente, tiene dos formas que se suelen combinar. Una, la coacción, el obligar legal o ilegalmente por la posibilidad de ejercer violencia o intimidación. La otra es influir las mentes, influir en lo que pensamos porque determina lo que hacemos. Esto es, el poder está en las mentes. En nuestras sociedades es esta segunda forma de poder la que es decisiva.

Quien sea capaz de diseñar y hacer funcionar en un sentido u otro el proceso de comunicación socializado –la comunicación que pueda llegar a todo el mundo- tiene una de las claves del poder.

Lo interesante de las sociedades es que los procesos son abiertos; también se pueden activar otros mecanismos: el espíritu crítico, la esperanza, la solidaridad, etcétera.

La capacidad de intervenir en las mentes de las personas es extraordinaria en el mundo de la comunicación digital, multimodal y omnipresente.

La neurociencia ha demostrado que trabajamos a partir de emociones y sentimientos. Por ejemplo, hay cinco veces más probabilidad de registrar una información que coincide con lo que ya pensamos que una información que contradice lo que ya pensamos.

El poder vigila a la gente, pero ahora también se le puede vigilar a él.

¿Quién tiene el poder? Son los que tienen mayor capacidad de intervención en el espacio de la comunicación y a veces son amplias redes espontáneas por móviles o por internet.

Es internet una herramienta de incremento de la libertad, porque no hay que mitificar internet. Internet es una plataforma de comunicación libre y muy difícil de controlar. Pero los usos de la libertad no dependen de internet. Se puede utilizar la libertad para subvertir la libertad.

El que la gente sea libre al comunicar no garantiza lo que la gente va a hacer con esa libertad. Uno de los temas más interesantes de internet es que nos obliga a descubrir quiénes somos realmente porque lo que hacemos en internet es lo que realmente la sociedad es. Es nuestro espejo en la historia.

Internet tiene un efecto profiláctico, nos impide mentirnos a nosotros mismos como sociedad , y por eso mucha gente tiene miedo a internet, porque se tiene miedo a sí misma.

Todas las instituciones que aseguraban una cierta estabilidad han dejado paso a una individualización: yo y el mundo. Yo con las redes que yo me construyo en el mundo.

Se han roto en cierto modo los lazos comunitarios de las sociedades. En ese sentido, lo que puede ser una ética individual ya no es ética, porque ética es la referencia a unos principios comunes que se aceptan.

El rearme moral tanto de la empresa como de la política es más importante que nunca porque la capacidad tecnológica de desarrollar proyectos potentes es tan enorme que sin un control estamos yendo hacia la desintegración del tejido social.

Una crisis ecológica y medioambiental de proporciones históricas que sólo ahora empezamos a percibir en realidad, una crisis ética de ruptura de valores de solidaridad social y, en medio de todo esto, una crisis de legitimidad política y de capacidad política de restablecer la confianza de los ciudadanos en sus instituciones. Esta última crisis es la peor porque si no tienes el instrumento de gestión, no puedes gestionar nada. Y el instrumento de gestión exige tener la capacidad de tomar medidas drásticas e impopulares que en un mundo de desconfianza de los ciudadanos pueden ser rechazadas y encontrarse con constantes crisis políticas: en los países no democráticos, con explosiones sociales; en los países democráticos, con elecciones constantes, rupturas de alianzas, gobiernos débiles y, como consecuencia, un desmadre en la gestión de los asuntos públicos.

No se trata que la gente gobierne por internet, eso es demagogia, pero que constantemente se informe a los ciudadanos, que los ciudadanos tengan acceso a información a la que legalmente tienen derecho. Hay excelentes programas de participación ciudadana que no se utilizan porque no hay voluntad de abrir las avenidas de la política a la transparencia.

La capacidad que tenemos para crear una democracia informada interactiva no la estamos aprovechando porque la clase política todavía no se ha convencido de que se ha acabado el sistema en el que estaban y de que si ellos mismos no lo reforman y lo reorganizan, se lo reformaran o se lo destruirán sin reforma.

Preveo tres niveles. Uno es la posibilidad de una individualización extrema, del sálvese quien pueda, pero a lo salvaje, con un aumento del crimen, la violencia o, en nuestro contexto, de la xenofobia o el racismo en términos totalmente destructivos. Después puede haber un nivel de explosión social colectiva o de crítica social al sistema que se manifieste votando a alternativas demagógicas que caoticen la forma de organización, y, por último, existe la posibilidad de una reforma de las instituciones políticas aumentando la participación, generando nuevas formas de articulación por internet y sintiéndose responsables de las demandas de los ciudadanos. Si esta forma noble no se produce –y aquí la clase política actual tiene que reformarse a sí misma–, entonces la ruptura social o la violencia individual pueden generalizarse.

Tú no puedes mantener la sociedad funcionando a partir de decisiones únicamente individuales. Si no hay una recomposición del vínculo básico de confianza, prevalecerá la emoción del miedo, que es la destructiva, sobre la de la confianza, que es la positiva y con ella se establecen los vínculos sociales. Hoy tenemos miedo y nos falta confianza.

Internet, como instrumento de las personas, puede acoger campañas de protesta para que la democracia sea más democrática. La gente no está contra la democracia, está por más democracia, más transparencia, y no se fía de los políticos que están en las instituciones democráticas.

Todo lo que en las instituciones no está suficientemente representado con respecto a lo que es la sociedad, por internet gana espacio. En gran parte es porque no hay una voluntad política real de las instituciones y los partidos de reformarse a sí mismos. Por tanto, en lugar de utilizar internet para la necesaria reforma política y de los vínculos con los ciudadanos, confunden internet con un tablón de anuncios o con un sistema publicitario de televisión y dejan la red a las fuerzas que están en los márgenes o fuera del sistema político.

Internet les incomoda porque tienen que responder mucho más directamente al control ciudadano.

El Estado red es el Estado de la globalización. La mayor parte de los elementos claves del Estado nación: las finanzas, la moneda, la economía, la capacidad militar, la política. La ecología del planeta depende de procesos que son globales, que no se pueden controlar desde el Estado nación. El Estado nación no controla muchas de las cosas que le pide la gente. Los estados nación concretos no sólo no van a desaparecer sino que se refuerzan, pero son simplemente nodos de una red de estados y agentes políticos –UE, OTAN, ONU, OMC, FMI…–, que son los que hacen una gobernanza mundial compartida.

La trascendencia está altamente vinculada a las normas de conducta que no están estrictamente ligadas a la ley de la ganancia inmediata y a la satisfacción sin límites de los instintos básicos. Tú limitas tus instintos básicos sólo en la medida en que piensas que hay un sistema de recompensas basadas en la serenidad, en la espiritualidad que no pasa por seguir alimentándote de alcohol y de orgías de distinto tipo. En la medida en que sales de la idea del puro consumo, sólo lo haces en función de algún tipo de trascendencia que va asociado a un sistema de valores éticos, el que sea. … Al romper las normas básicas de convivencia ligadas a alguna forma de reconocimiento conjunto de la trascendencia, hemos entrado en un mundo de violencia generalizada posible, de terrorismo en cualquier lugar, de criminalidad global y de crisis económica, porque ninguna economía puede funcionar sin reglas.

Fuente: Maganize Digital de La Vanguardia, ¿Quién es Manuel Castells?

FUENTE:
Saludos,
 
RODRIGO  GONZALEZ  FERNANDEZ
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